Tamaño de empresa, innovación y escalabilidad.

A la hora de hablar de innovación en producto, servicio, negocio o de diversificación, la influencia del tamaño de empresa es una cuestión que sale a colación en multitud de ocasiones. Prácticamente 9 de cada 10 empresas vascas (también a nivel europeo) son pymes o micro pymes (emplean a menos de 10 personas). La innovación en una empresa grande o pequeña tiene características distintas, y algunas diferencias parecen objetivamente razonables. Sin embargo, otras creo que poco o nada tienen que ver con el tamaño.

Empezando por las segundas, me parece llamativa la habitual asunción de que la pequeña empresa es ágil, creativa y flexible mientras que la grande es lenta, torpe y burocrática. Si bien es cierto que la gran empresa tiene estructuras de responsabilidad más complejas, decir que la toma de decisiones es más lenta y torpe me parece algo simplista, especialmente vista la eternidad que cuesta plantear alternativas a lo “mejor calidad y un poco más barato” en tantas y tantas pymes y micro pymes. Hay empresas grandes creativas que lanzan alternativas de forma continuada y otras que no se mueven ni medio milímetro, y lo mismo ocurre con las pequeñas.

De forma relacionada, se dice que la actitud hacia el riesgo de empresas grandes es menor o que son más “segurolas” que las empresas pequeñas, que en las pequeñas las personas tienen un conocimiento más profundo del modelo de negocio, o que la predisposición de destinar recursos es mayor en las grandes. A mi juicio, estas son a menudo generalizaciones con poco fundamento.

No creo que la innovación sea una cuestión de tamaño, sino de perspectiva y apuestas estratégicas de las personas que dirigen las organizaciones. Ahora bien, es justo reconocer que la pyme / micro pyme o empresa de nueva creación se encuentra y encontrará muy limitada para ciertos tipos de innovación. La gran empresa tiene, aunque quizás no siempre, al menos dos capacidades diferenciales con respecto a la pequeña: Una mayor capacidad de implementar soluciones en mercado, y a priori mayores visos de escalar las innovaciones ofrecidas y hacerlas más rentables.

Las mayores posibilidades de acceso a financiación, a mercados, a canales de distribución o productividad que tiene la gran empresa hacen que en aquellas innovaciones intensivas en capital poco o nada tenga que hacer la pequeña. Aunque siendo justos, esta guerra nunca fue el campo de juego de la pyme, por tanto de poco sirve frustrarse por no entrar en ella.

En lo que si es necesario trabajar en la pyme, micro pyme y en la nueva empresa es primero en tener una estrategia explícita de innovación, y segundo en mejorar la capacidad de implementación y escalabilidad de las propuestas que lanzan al mercado.

La escalabilidad se obtiene cuando poner en manos del cliente una nueva unidad del producto/servicio/solución, a igualdad de PVP, cuesta mucho menos que el primero. La falta de escalabilidad es sospechosa habitual en la muerte de muchas nuevas empresas, y en el fracaso de multitud de innovaciones lanzadas por las existentes. Si bien es un problema que en modo alguno es ajeno a la gran empresa, resulta mucho más acusado en la pequeña.

La escalabilidad se logra articulando una estrategia que incorpore varios frentes. El de producción (minimizando costes de producción en relación a las unidades producidas / servicios prestados.). El de distribución (reduciendo los costes de distribución por cada unidad de producto/servicio vendida) o en el de la red (aminorando el coste de incorporar a nuevos clientes / usuarios / prescriptores).

Es justo reconocer que no todas las soluciones son escalables y que el tamaño y características de mercado al que se dirige la solución son clave. Sin embargo, lo que está claro es que la capacidad de establecer alianzas y colaboraciones será un elemento fundamental.

En vez de resignarse viendo las limitaciones que tiene la pequeña empresa, la oportunidad puede estar en emprender nuevas iniciativas entre ellas, y aprovechar la mayor capacidad de las grandes de escalar soluciones en los mercados aliándose con ellas. Al final, la empresa grande necesita a la pyme tanto como la pyme a la gran empresa. O aprendemos a colaborar, o empezamos a colaborar más.

Al final, las empresas que más innovan son aquellas que son capaces de identificar o anticipar necesidades de clientes no satisfechas y desarrollar soluciones ingeniosas para satisfacerlas. Para ello, el reto de la pequeña empresa está en ser capaz de construir modelos de negocio y/o redes de empresas que puedan asegurar la tan ansiada escalabilidad.

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