Desempeño y curvas de carrera.
La rapidez con la que los conocimientos se vuelven obsoletos y la permanente necesidad de estar formándose para mantener la empleabilidad de las personas son los argumentos que se utilizan para decir que hemos pasado de la era del conocimiento a la era del aprendizaje.
En las empresas, la importancia de gestionar las curvas de carrera y el desarrollo profesional y personal de sus empleados cobra más importancia que nunca. En lo que respecta a aquellas que no lo hacen, automáticamente trasladan esa responsabilidad en exclusiva a cada individuo. Craso error.
¿Y cómo se gestiona una carrera profesional? Expertos en este ámbito argumentan que en primer lugar es importante conocer y tener en cuenta el perfil y las capacidades de cada persona, y en segundo lugar al método con el que cada persona aprende mejor y obtiene un mejor nivel de desempeño. En tercer lugar, la sintonía entre los valores de cada uno/a y su organización se entiende como otra de las claves del rendimiento a largo plazo.
En lo que corresponde al perfil de cada persona, y aunque pueda parecer crudo, no está demás reconocer que hay demasiados ámbitos en los que cada uno de nosotros/as apenas tiene ninguna capacidad, y difícilmente pasaremos de ser mediocres o incompetentes. En este sentido, hay mejores formas de aprovechar el tiempo y los recursos que intentar mejorar en aquellas áreas lejanas a nuestro perfil competencial, sobre todo si no es estrictamente necesario.
Se estima que cuesta mucho más tiempo y esfuerzo pasar de la incompetencia a la mediocridad que de un desempeño notable a la excelencia. Por ello, configurar equipos con perfiles complementarios resulta mucho más inteligentes que pretender casar tareas y actividades con perfiles que difícilmente podrán desarrollarlas con fundamento.
El segundo punto se centra en cómo aprende mejor cada persona, y la forma en la que cada uno/a alcanza mayores niveles de desempeño. Decía Peter Drucker que hay personas que aprenden leyendo, otras escuchando, otras escribiendo, y otras solo haciendo.
Hay personas que trabajan de forma fantástica en equipo y requieren de interacción continua con terceros para rendir bien, otras obtienen mejores resultados trabajando individualmente. Algunas son excelentes guiando a terceros, otras son incompetentes haciéndolo. Otras son buenas asesoras, pero malas decisoras. Las que son buenas decisoras, requieren muchas veces de asesores/as para hacerles pensar. Hay personas que son productivas en situaciones de estrés y otras que se bloquean en estas circunstancias. No obstante, resultan brillantes en tipos de trabajos más predecibles.
De estas y otras reflexiones se deduce que las personas acaban rindiendo por encima de la media cuando 1) Invierten su tiempo de trabajo desarrollando actividades y tareas directamente relacionadas con competencias para las que tienen buenas capacidades y 2) trabajan de la forma / entorno / manera que más se adecua a su forma ideal para aprender.
¿Qué es lo que ocurre si no tenemos en cuenta estas cuestiones? Pues que aparecen los tres grandes males que pueden echar al traste cualquier proyecto. La apatía, la vagancia y la incompetencia. Y no, no es que haya personas que cumplan estas características, son características que, aunque es verdad que se manifiestan en algunas personas en mayor medida que en otras, están latentes en todos y cada uno nosotros/as.
Reconocer que todas las personas llevamos a un vago/a dentro y que no hay cosa más peligrosa que un/a incompetente motivado/a es el primer paso para enfocar carreras profesionales crecientes.
Es clave conocer las capacidades, competencias y conocimientos de las personas, así como la forma en la que mejores resultados obtienen. En su defecto, por muchos departamentos o responsables de personas, talento o RRHH que pongamos, lo único que conseguiremos es una maquinaria bien engrasada para generar apatía, vagancia e incompetencia. Si algo necesitamos son personas enchufadas, con retos específicos que les permitan desarrollar sus capacidades y contribuir con ellas a los proyectos en los que forman parte, hagamos lo posible para que suceda.