¿Cuál es el impacto del vehículo autónomo?

Aunque pueda parecer cosa del futuro, se estima que en tres años (2020) se lance el primer vehículo comercialmente viable que “se conduce solo”, y que el concepto de vehículo autónomo esté plenamente introducido en un periodo comprendido entre 5/10 años.

Era Octubre del 2016 cuando una empresa adquirida por Uber realizó un envío de cerveza de la multinacional Budweiser en un camión Volvo totalmente autónomo. Tesla asegura que todos sus vehículos a partir de ahora llevarán instalada la tecnología necesaria para ser conducidos solos. Ford ha anunciado que en 2021 tendrá funcionando una flota de taxis circulando sin conductor alguno, para el mismo año BMW afirma que pondrá a la venta su proyecto Inext de sistemas autónomos, y prácticamente la totalidad del resto de marcas ha comenzado o está emprendiendo proyectos similares.

Es conveniente afirmar que cuando hablamos de autonomía se establecen cinco grados con escalones intermedios. Desde un planteamiento totalmente manual hasta vehículos sin volante ni pedales. No obstante, la escalada en los grados por parte de los fabricantes es decidida, tal y como se puede apreciar en los últimos lanzamientos de modelos. Se estima que el grado total de autonomía se alcance en un vehículo comercial en el año 2025.

El pasado Noviembre, el grupo de reflexión Policy Network  publicó un informe que analiza las implicaciones que esta tecnología tendrá desde un punto de vista social, económico y regulatorio. Grosso modo, concluye que en conjunción con las tecnologías alternativas al motor de combustión (eléctricas, pila de combustión, etc), no solo cambiará la industria de la automoción, sino la forma en la que las personas interactuamos con los vehículos.

Entre los beneficios que se atribuyen al desarrollo del vehículo autónomo están la reducción del número de accidentes y siniestros en carretera, una mejora significativa de la congestión del tráfico, mejora de la eficiencia de recursos y un incremento de la actividad económica derivada del mismo. Según el estudio mencionado, la actividad económica relacionada a esta tecnología se estima que incremente el PIB Europeo en un 5,3% para el año 2050. Sin embargo, las implicaciones que este fenómeno en determinados empleos como taxistas, chóferes, camioneros, etc resulta aun una incógnita, con cierto riesgo de convertirlos en innecesarios u obsoletos.

En este sentido, la transformación del transporte de convencional a autónomo implica cambios relevantes en múltiples frentes. En clientes y sus patrones de consumo, en instituciones públicas, leyes y regulaciones, en fabricantes de vehículos y las formas de hacer negocio alrededor de dicho concepto, y hasta en el sistema educativo.

Los fabricantes seguirán orientando sus productos para intentar maximizar las ventas, pero es fundamental que las políticas públicas faciliten determinados patrones de consumo que desde un punto de vista global sean más beneficiosos o menos perjudiciales que otros.

Desde un punto de vista político, la adopción de esta tecnología implicará la evolución, cambio y transición en diversas políticas y normativas desde el ámbito local, regional, nacional, pero sobre todo global.

Los vehículos autónomos llevan intrínseca la necesidad de comunicarse entre ellos al margen de la zona en la que estén, por ello será conveniente legislar desde instancias supranacionales para asegurar la balanza entre seguridad y desarrollo tecnológico armonizando estándares, criterios y regulaciones.

En lo que respecta a modelos de negocio, y unido al cambio de patrón de consumo orientado a tener acceso a los bienes más que a tenerlos en propiedad, es posible que en un futuro a medio plazo entrar en un concesionario suponga la contratación de un servicio más que de un vehículo tal y como está planteando Porsche en Atlanta. Todo indica que primero comenzarán en grandes ciudades o áreas donde el transporte ha derivado en un problema social de calado, para posteriormente expandirse a otros entornos.

Para ello, cuanto antes empecemos a trabajar la tan de moda en estos tiempos servitización para proveer las condiciones adecuadas para la propiedad compartida, y acceso a vehículos como forma de hacer más sostenible el transporte, mejor.

En lo que respecta al ámbito de la formación, este es otro de los ejemplos que demuestra la importancia  que el conocimiento de tecnologías de la información y comunicación sea parte del sistema educativo desde etapas tempranas.

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