China y las tres velocidades.
Economistas como Jeffrey Sachs argumentan que China es el ejemplo de desarrollo más exitoso de la historia. Estamos hablando de un país con un crecimiento anual sostenido superior al 9% en los últimos 30 años, lo que supone el mayor crecimiento de una economía del que se tiene constancia. Se estima que en ese periodo, alrededor de 400 millones de personas han salido de la pobreza, y que el ingreso medio de una persona en aquel país se ha incrementado por 20. A modo de comparación, se podría decir que los 200 años de desarrollo de industrialización de occidente, China los ha experimentado en 30. Casi nada.
Actualmente China posee una capacidad financiera abrumadora. Sus reservas de divisas ascienden a aproximadamente 2,5 trillones de dólares, más del doble del país que le sigue (Japón), y tres veces los holdings de toda la Unión Europea. Es el mayor país en habitantes del planeta, el que más crece, el mayor en cuanto a capacidad de manufactura, el segundo mayor consumidor, y el de mayor capacidad de ahorro.
Una de las cuestiones de interés es cómo enfoca ese desarrollo bajo un prisma de planificación central, aunque la realidad es que el desarrollo que está llevando a cabo el país es mucho más descentralizado de lo que pueda parecer. El gobierno ha fomentado el desarrollo de un mercado libre en múltiples áreas, ha abierto la economía a la inversión extranjera y llevado a cabo diversas reformas, consiguiendo un nivel de creación de empresas sustancial.
Quien conoce o haya estudiado el país con cierto detenimiento es consciente de que ver a China únicamente como un país para fabricar barato es tener poca idea de lo que allí está pasando. China está siendo capaz de combinar tres velocidades al mismo tiempo. La de país de bajo coste, la de producto de calidad y la de desarrollo de empresas y propuestas con un alto grado innovador.
Si como se suele decir la máquina herramienta es un sector termómetro del que derivan productos y desarrollos para múltiples sectores (China es la principal compradora de máquina herramienta del mundo), la forma en la que un país apuesta por la educación / formación son los cimientos sobre los que una sociedad asienta su futuro.
A este respecto, según la OCDE el año 2020 China contará con el 29% de todos ingenieros y graduados del mundo y para el año 2030 37 de cada 100 científicos del mundo serán chinos.
Hace tiempo que las universidades chinas están haciéndose fuertes entre las 100 más prestigiosas del mundo, y algunas de las de mayor renombre en occidente están limitando el número de alumnos/as chinos debido a la alta demanda por parte de estos. Es evidente que gran parte de esas personas volverán y desarrollarán sus capacidades y competencias en su país de origen, aunque no solo es eso, ya que el flujo de talento se da así mismo en la dirección opuesta.
El ministro Guo Shengkun recientemente ha anunciado la creación de una oficina específica para atraer talento de todo el mundo, institucionalizando una tendencia de entrada y atracción de talento internacional que en los últimos años es una constante. Al fin y al cabo, son los espacios, países y regiones con mayores posibilidades de desarrollo los que atraen personas capacitadas de todo el mundo, y China lo es.
Más allá de atraer y desarrollar talento, China está apostando en tecnologías y empresas que desarrollen modelos y/o soportes para la educación del futuro. A modo de ejemplo, es el país que junto con EEUU está realizando una mayor apuesta por la tecnología educacional (edtech), que corresponde a la introducción de procesos y métodos basados en la tecnología a la hora de enfocar la formación y el aprendizaje. La web especializada en inversión Venturebeat estima que en los próximos años China será el país que mayor inversión reciba y dedique en empresas orientadas a mejorar métodos y enfoques en el ámbito de la educación, ayudando a combinar su capacidad fabril con la de una economía basada en servicios y digitalización.
Made in China, Certified in China y Designed in China. Tres velocidades, a la vez.