Economía circular
Es un concepto acuñado por dos economistas ingleses en el año 1989, aunque es ahora cuando está adquiriendo una notoriedad relevante como forma de denunciar e intentar revertir la falta de sostenibilidad del modelo económico / productivo actual.
Lo cierto es que los argumentos salen solos. Las fuentes de naturales de recursos no renovables son limitadas, lo cual exige a gran parte de países tener que importarlas. Según datos de estudios al respecto, el año 2015 la UE importó seis veces más materiales y recursos naturales de los que exportó.
Desde un punto de vista global las carencias y limitaciones en materiales básicos es cada vez más notoria. Es la primera vez en la historia en la que ciertos desarrollos no se van a llevar a cabo porque no hay suficiente suministro de ciertos materiales, lo cual está aparejado a un incremento de la volatilidad en los precios de metales y materias primas básicas, especialmente en la última década. A modo de ejemplo, a día de hoy las reservas mundiales de cobre no son suficientes para atender la previsión de fabricación estimada de coches eléctricos, lo que va exigir volver a recuperar los componentes de productos ya fabricados.
A este respecto, se estima que a nivel Europeo el reciclaje de materiales y la energía creada a partir de desechos no supera el 5% de los residuos que se generan. Ha leído bien, el 5%.
Estos y otros datos no son más que una constatación de que la economía global ha estado centrada en un modelo de producción y consumo lineal, donde múltiples productos y servicios (previa extracción de las materias primas de la naturaleza) son producidos para posteriormente ser desechados como desperdicios ya no solo cuando resultan inservibles, sino en el mismo momento en el que los mercados lanzan otros más novedosos o con un rendimiento superior. Como consecuencia: descenso de la biodiversidad, un imparable incremento de la contaminación o el aceleramiento del cambio climático. ¿Necesitamos o no necesitamos un modelo económico y de consumo alternativo?
A modo de respuesta a este fenómeno, la concepto de economía circular se define como un nuevo paradigma económico que es desde el propio diseño restaurativo y regenerativo, distinguiendo los ciclos biológicos de los técnicos (una cosa es que un producto no sirva, otra que sus componentes no sean reutilizables) a través de la gestión de un ciclo renovable, donde el rechazo o bien no existe o es mínimo y testimonial.
El paradigma de economía circular se sustenta en 3 principios:
- Preservar los recursos naturales a través de un control y trazabilidad de recursos finitos y fuentes de energía renovable.
- Optimizar los recursos a través del establecimiento de flujos de circulación de productos, componentes y materiales que puedan ser reutilizados.
- Hacer más efectivo el sistema identificando y gestionando las externalidades negativas.
Para ello, el trinomio de reducir, reciclar y reutilizar es uno de los mantras, aunque estoy convencido de que nunca se instaurará del todo hasta que seamos capaces de hacer del reciclaje y de la reutilización una actividad económica rentable que despierte el interés por sí mismo. No es que no crea que la conciencia medioambiental / responsabilidad social de las personas no tenga aun un gran recorrido a la hora de cambiar hábitos y patrones de consumo, pero visto lo visto, el ritmo de destrucción indica que necesitaremos de algo más que de conciencia y sensibilización.
En este sentido, las líneas para contrarrestar esta cuestión deben conjugar necesariamente el interés privado con políticas públicas decididas para orientar apuestas e iniciativas específicas.
Entre ellas, se barajan las siguientes:, 1. establecer los criterios adecuados a la hora de diseñar y fabricar productos para que las materias primas se deban extraer una vez se desechen, 2. facilitar nuevos tipos de relación entre productores y consumidores para no producir desechos irrecuperables, 3. Aprobar directivas obligatorias de eco diseño asegurando que los fabricantes tengan responsabilidad de sus productos una vez vendidos, 4. extender y normativizar las mejores prácticas en gestión de residuos, 5. generar nuevos modelos de empresa a través de inversión pública y privada orientados a hacer de la re manufactura, recirculación o restauración una actividad económica rentable generadora de riqueza y empleo, etc.
Economía circular, biomimesis, ecología industrial, capitalismo natural o economía azul. Un conjunto de conceptos y tendencias está emergiendo como respuesta a un modelo caduco cuya falta de sostenibilidad resulta palpable.